Cataluña zona 0. Apocalipsis intelectual.

España está a punto de cruzar un peligroso umbral. Nos estamos acercando a lo que parece ser un cordero, aunque haya un lobo y es que se están confundiendo peligrosamente los términos, lo que demuestra que no se tiene ni idea de lo que se está haciendo y se está llevando a gentes confundidas a la primera línea de fuego.
El nacionalismo catalán está disfrazando su antiespañolismo de defensa a los animales, ellos piensan que el ganado vacuno les estará agradecido por acortar su esperanza de vida un 60% y mantenerlos en vida encadenados a un comedero a cambio de eliminar su «agonía» que dura 10 minutos y brinda al toro la posibilidad de luchar por su vida aparte de generar muchos más ingresos y servir para carne igualmente. Sí, y esto se hace porque la tauromaquia es un símbolo de España en el exterior y se quiere desvincular Cataluña todo lo posible a pesar de que les importe un pito el bienestar de los toros y todos los empleos que dependen directamente de esta actividad (toreros, ganaderos, banderilleros, criadores de caballos, monosabios, camioneros, taquilleros, veterinarios, acomodadores…).
Espero que esto no llegue a ocurrir, pero la cosa pinta bastante mal pues hace tiempo que la cordura abandonó a los gobiernos de Cataluña. Y la culpa la tienen los partidos de la izquierda nacional por tomar posiciones contrarias a la derecha en primer lugar y coherentes en segundo lugar y sólo si cabe la posibilidad. Esto ha provocado que el gobierno «no nacionalista» del PSOE traicione a sus votantes y permita que ERC haga y deshaga a su antojo con tal de mantenerse en el poder. Esta circunstancia también es culpa de la derecha, que, en su labor de oposición, antepone el fracaso del gobierno al bienestar de Cataluña… la cara oculta de la democracia.
Los nacionalistas se felicitan por esta nueva conquista erróneamente tenida por antiespañola. No obstante, ya veremos qué se hace con los tradicionales correbous, donde el sabor de La Fiesta sigue vigente y es una parte importante del pueblo catalán a partes iguales. Entiendo que se ha utilizado la voz de unos cuantos antitaurinos para eliminar un poco más la cultura española de Cataluña, y ahora intentan disfrazar de modernidad la prohibición de la tradición siempre y cuando la tradición sea tanto propia como «ajena». Nos enfrentamos a una peligrosa maniobra política que recuerda a gobiernos dictatoriales que prohibían a sus gentes el acceso a intelectuales contrarios al régimen o simplemente foráneos. La eliminación forzosa de un espectáculo que continúa llenando La Monumental de Barcelona será un varapalo para un sector importante de la población catalana y un acto fascista de hermetismo intelectual y cultural que conducirá a un punto sin retorno y sentará un peligroso precedente que permitirá continuar prohibiendo cualquier actividad no exclusivamente catalana. Al final resultará que el «boicot a Cataluña» será el «boicot DE Cataluña» y, en los tiempos que corren, el aislamiento será el pasaporte al fracaso en todos los sentidos.
Como última idea, indicar que para bien o para mal vivimos en una economía de mercado regida por la oferta y la demanda, mientras haya demanda es seguro que habrá oferta, especialmente en un lugar con empresarios tan hábiles como los catalanes, y si hay una demanda que queda satisfecha por la oferta no entiendo quien se tiene que meter a decir si a los catalanes les gusta o no ir a los toros, es evidente que sí. Si no les gustara, La Monumental se habría convertido hace ya tiempo en un recinto de eventos de otro tipo, y eso no ha ocurrido.
Sólo pretendo señalar el peligro de la prohibición de actividades culturales y el garrulismo que puede suponer. Respeto mucho a la gente que no te gusta La Fiesta y contribuye a su eliminación no asistiendo a esos eventos, pero mientras haya gente que sí entienda lo que sucede en el ruedo y sepa disfrutar de ello me tendréis el las filas de quienes defienden ese derecho ante quien sea.