A quien madruga Dios le ayuda 17 Sep, 2008

Hoy me levanté temprano, me vestí lentamente, hice café, agarré mi equipo de ciclista, me fui silenciosamente al garaje, puse los trastos en el coche, y procedí a sacar el coche del garaje bajo una lluvia torrencial.
Estaba toda la calle inundada y el viento gélido soplaba a 100 kph. Volví a meter el coche en el garaje, puse la radio y me enteré de que el mal tiempo iba a durar todo el día.
Entré de nuevo en mi casa, me desvestí silenciosamente y me deslicé dentro de la cama.
Despacito me acurruqué contra la espalda de mi mujer, y le susurré al oído: ‘¡El tiempo afuera está horrible!’
Ella me contestó medio dormida, ‘Ya lo sé. ¿Puedes creer que el gilipollas de mi marido se ha ido a montar en bicicleta?

Nota: También se aplica para los que salen a correr temprano o jugadores de padel.